miércoles, 30 de abril de 2008

Florida estaba repleta de oficinistas


Florida estaba repleta de oficinistas, vendedoras y carteristas ávidos de turistas, pero él no les dio bola porque estaba pensando en él.

El timbre del garage avisaba que salía un auto y él venía distraído; pero se detuvo justo a tiempo, porque venía pensando en él.

La nena se acercó a entregarle una estampita; pero no la vio porque estaba pensando en él.

El perro abandonado lo seguía, a pesar de que cruzaba la avenida peligrosa; pero no lo vio porque estaba pensando en él.

Se subió al colectivo y se sentó en seguida. Pero no vio a la viejita que seguía parada, porque estaba pensando en él. Los pasajeros susurraron en su contra, pero no los oyó porque estaba pensando en él.

El vecino de la esquina lo saludó tímidamente, pero no se dio cuenta, estaba pensando en él.

El amor de su vida se cruzó por la puerta de su casa y le sonrió, pero no lo reconoció. ¡Porque estaba pensando en él!

Grillos en la city

Tardé mucho tiempo en darme cuenta. Pero si uno agudiza el oído entre los ruidos de los autos, los gritos y los picos de las eternas refacciones, se escuchan grillos en pleno Buenos Aires.
No sé si son reales o es mi alma ansiosa de escaparse, pero me encanta cuando terminada la jornada los grillos, ignorantes de toda prisa, trámite o conjura, acometen simplemente su tarea, mientras nosotros, inteligentes, desesperados, resignados, enajenados, vamos y venimos sin saber adonde ni por qué.