jueves, 29 de mayo de 2008

Una noche más


Capítulo 1. La espera

Tenía todo para ser el investigador ideal: la Rémington, el sombrero, el piloto, la puerta de vidrio esmerilado con su nombre y claro, la pistola.
También sufría como todo gran detective de un momentáneo problema de efectivo, y su secretaria venía cuando quería, un poco porque le debía tres meses de salario y otro poco porque no había nada que hacer.
En la biblioteca, la colección completa de Philip Marlowe, y con los zapatos arriba del escritorio vacío, aguarda a que suene el teléfono, whisky en la mano, cigarrillo en la boca. Seguir a tipos casados para probar infidelidades nunca le gustó.
Es sábado a la noche, y aunque no suele trabajar el fin de semana, él espera que suene el teléfono y una voz femenina le pida ayuda desesperadamente.Pero pasan los años y eso no ocurre. Se pregunta si no será hora de volver a trabajar en el banco...

//

Capítulo Dos. La llamada
Se quedó dormido con la solicitud de readmisión del Banco de la Nación Argentina en la Rémington, mientras el cigarrillo se consumía lentamente sobre el cenicero. A eso de las tres de la madrugada, lo sobresaltó el teléfono. Confundido y sin saber qué ocurría, contestó. Del otro lado de la línea, una voz femenina.
- ¿hablo con el investigador privado?
Pero él no respondió en seguida, calculando la posibilidad de una broma. Le temía al ridículo. ¿Quién podría ser? No reconocía la voz, y además casi nadie de sus conocidos sabía de este “emprendimiento profesional”.
- Sí, soy yo. ¿Con quién hablo?- No tengo tiempo para explicarle ahora. Debe venir ya mismo, estoy en Santa Magdalena y California….-¿Barracas a esta hora? Es peligroso…- Lo espero en veinte minutos, por favor se lo suplico, ¡venga!
Se asustó, y aunque se había despertado de golpe, seguía como en sueños. Buscando espabilarse terminó el whisky que había quedado a medias, y pensó en llamar a su cuñado policía para pedirle que lo acompañe.
Giró para buscar el piloto y se topó con la biblioteca.
-Marlowe jamás llegaría con la policía, lo haría antes que ella…Se puso el piloto, el sombrero, tomó el arma que le había conseguido su cuñado sin papeles y que jamás había disparado, y fue a buscar su viejo Chevrolet en la oscuridad de la noche fría.La solicitud de readmisión, en blanco, quedó sobre la Rémington.
Continuará...

1 comentario:

maqui dijo...

Ahora quiero que vuelvas a actualizar asi sigo la historia. Me atrapó, me encantan las historias en las qe hay tantas descripciones del lugar, o de la persona, porque hacen que me sienta ahi adentro, y no hay nada mejor que perderse unos minutos en un cuento.
Seguilo eh !. Un beso.